Nos preocupamos demasiado en encontrar la felicidad, tanto, que a veces nuestra vida se escapa tan solo habiendo buscado aquello que no hemos logrado por tanto buscarlo.
La felicidad no se encuentra en el dinero, como muchos piensan, pues el dinero puede satisfacer tus mas exquisitos gustos, todo lo material ponerlo al alcance de tu mano pero, ¿De verdad alguna vez serás plenamente feliz? Nunca te parecerá suficiente, no lo tendrás todo y tu felicidad dependerá de tener aquello que no tienes.
¿Y el amor? El amor da la felicidad cuando es correspondido, pero aun así no siempre es feliz. Nos empeñamos demasiado en querer a quien no nos quiere, en intentar que nos quieran por aquello que a veces, ni siquiera somos, y todo porque no sabemos apreciar a quien nos quiere, y nos sonríe cada día sin esperar nada a cambio. De esta manera nos consideramos infelices a la espera de un amor que no llegará, o que mientras llega hace tardía nuestra felicidad.
Pero la felicidad, para mi parecer, no se encuentra en grandes proyectos, en un amor idealizado, en una persona, ni si quiera en un sentimiento, pues todo esto puede ser demasiado efímero, inestable y cambiante.
La felicidad reside en pequeños detalles que persistirán siempre en tu recuerdo, como un momento imborrable, un instante único e irrepetible. Podemos encontrarla en un abrazo de un amigo que llevamos tiempo sin ver, en una sonrisa en un momento de debilidad, en una buena noticia, en una reconciliación tras un enfado, en una tarde de risas con los amigos, manteniendo una conversación con esa persona especial, en un beso, en unas palabras dichas con amor, en cualquier lugar donde tu quieras, puedes encontrar la felicidad, solo es cuestión de proponerse ser feliz.
